En este soleado 8 de febrero de 2018, el comité se va despidiendo de las sesiones y de los coffee breaks con tranquilidad en la agenda de la sesión mañanera.
Durante los quince minutos de cada caucus moderado, en el comité se departe sobre la gobernanza, la participación ciudadana, la igualdad de género y los límites de las libertades en las democracias. Destaca por fin la intervención de República de la India, la llamada constante de atención por parte de la mesa a la parlanchina nación argentina y México notificando que las mujeres latinoamericanas están deseando salir de casa. Ya a las cuatro y diez de la tarde, las delegaciones reposan la comida y lo que pasa a continuación casi provoca la expulsión de la misma por la boca de muchas naciones presentes: la representante de Puigdemont y su asesora entran en la estancia del comité e interrumpen con la noticia de la proclamada independencia de Cataluña. Nada más soltar el comunicado y con gran parte del gobierno catalán aún en el exilio, la representación de Cataluña reconoce que se encuentran en una situación inverosímil cuando están usando y disfrutando de su derecho de autodeterminación que tienen todos los pueblos. Alemania, cuando Cataluña afirma que las instituciones están secuestradas por el Estado español, abandona con Francia y Ucrania la sala: “no respetaremos jamás esta decisión”. Arabia Saudí hace lo propio tras pronunciar, por primera vez no al unísono de sus delegados: “pos molt bé, pos adiós”. Cuba aplaude y Mali también, pero estos últimos dejándoles claro que “hablan de derecho como les da la gana”. México duda sobre la legitimidad de la decisión catalana seguidos por una aclaración de la asesora en la que no están aquí para hablar o explicar la Constitución Española. Corea del Norte aprovecha para nombrar la decadencia de Occidente al no saber resolver sus problemas territoriales y Corea del Sur manifiesta que Cataluña “puede ganar con la mitad a favor, pero no gobernar con la mitad en contra”. Rusia por fin deja de nombrar a las pequeñas delegaciones y no se encuentra conforme con la secesión del centralismo español. Llama la atención que la delegación inglesa se sienta ofendida cuando la cancillería catalana nombra Andalucía y Sevilla, amenazándoles con que “como nos toquen la Costa del Sol, vamos a tener problemas”, sentándose y sin volver a participar en toda la sesión. Bajo el grito de “Visca Catalunya, visca la República, visca la ONU”, la representante y asesora del hombre que más se ha echado de menos en España estos últimos meses, abandonan felices, triunfantes y, sobre todo, independientes nuestro comité. Seguramente nos han dejado a todos la misma pregunta en mente: “¿para cuándo la de Canarias?”.
MARÍA HERRERA
Arranca la segunda sesión del PNUD a las diez y media de este miércoles 7 de febrero de 2018. Treinta y nueve naciones son las que asisten y son conscientes de que necesitan herramientas políticas, no económicas. La sesión de hoy sigue en la línea de preocupación por los combustibles fósiles y minerales, las energías renovables y el desarrollo sostenible, pero cambia el dinamismo entre los países. Con la nación brasileña citando a Confucio y Alemania ordenando la agenda tocando la financiación de los estados en vías de desarrollo, se entrega a la mesa un informe de la mano de Greenpeace. La ONU recibe y da por válido una documentación en la que se asegura que la empresa norteamericana Coca-Cola llevó a cabo un cambio en su sistema de producción. Este ha sido tan profundo, que sus costes se han visto reducidos en una cuantiosa medida y de manera inmediata induciendo así el disparo de las emisiones contaminantes un 120%, un secreto que sale ahora a la luz en URJCmun 2018 y ante el cual Alemania reacciona dirigiéndose al país aludido: “la multa de Coca-Cola no la va a olvidar en la vida”. Los Estados Unidos de América defienden el grave problema que ha ocasionado al planeta denominándolo “pequeño desajuste que puede haberse convertido en algo un poquito mayor” y pide a los países que se han arrojado sobre Norteamérica que respeten la decisión de la nación de acogerse a sus propias leyes. Con el apoyo de Israel de tomar sus propias decisiones, la delegación estadounidense afirma que sí que habrán sanciones para la empresa de Coca-Cola. Al otro lado de la mesa se producen las reacciones en los países que ahora se enteran de esta revelación. Destaca la furia de Francia: “las potencias top utilizan al resto como les da la gana”, el conocimiento del delegado de México de que cualquier sanción se le queda pequeña a empresas con tanto capital como el que tiene Coca-Cola. Por otro lado, las delegadas de Pakistán recuerdan al comité que las medidas de los países desarrollados y contaminantes contra el cambio climático han sido establecidas una vez que ellos mismos se han visto afectados, primando su bienestar personal e individual. Tras cuatro caucus no moderados de más de media hora en total, un proyecto de resolución que pasa con 19 votos a favor y el cansancio de todos los miembros del equipo de organización tras este largo debate, parece que todos los países han llegado a un punto común: la cooperación tecnológica e interregional, pero finalmente a las seis de la tarde, la resolución no pasa con 14 votos a favor, 15 en contra y 7 abstenciones.
Móstoles acoge con frío y hielo en sus jardines a treinta y siete países de los cinco continentes y a la organización pacifista, Greenpeace, como observador en la primera sesión del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Con el predominio del interés de cada una de las naciones, la Presidencia del Comité, cede la palabra a cada una de ellas de manera ordenada. A las tres y media de la tarde Kenia abandona y, a su vez, los países que se encuentran activos para el proceso de un mundo afectado por el cambio climático, como son Nigeria, Australia o Cuba, proponen soluciones y convocan con la palabra a los que se niegan a ayudar porque no se consideran “responsables de lo que han ocasionado otros”, como son los casos de Turquía y Emiratos Árabes Unidos. Este último destaca por reconocer su culpa y a la vez no aceptar la oferta de participar en los discursos del comité. La moción de cambio en la agenda que es aprobada por mayoría simple, comienza a tratar la gobernanza democrática y el cambio climático en primer y segundo lugar, respectivamente. Señalando el diálogo y el consenso en el marco de la comunidad actual, exceptuando alguna ocasión de Corea del Norte aludiendo a Estados Unidos “y a sus secuaces”, prácticamente la mayoría de países hablan de medidas contra el cambio climático, un impulso del desarrollo humano y un reforzamiento de los gobiernos, sin los cuales no puede existir una democracia, entendida por el conjunto del Programa como una meta y, además, como un proceso. Durante la segunda mitad de la sesión, se produce un debate moderado de un minuto de intervención para cada delegación. Los temas a tratar no cambian por parte de Cuba, Alemania, Mali, Corea del Norte, Rusia, Filipinas y México entre otros. Francia, en su participación, se ofrece voluntaria para la aportación de tecnologías solicitadas en forma de ayuda por países como Filipinas, para que éste pueda seguir desarrollándose tecnológicamente contra el mal vencedor de la contaminación medioambiental. Una vez que cada una de las naciones ha aportado su discurso de preocupación por la contrariedad del cambio climático, Ucrania solicita una seguidamente aprobada fin de la primera sesión del Programa. Todos se levantan y a las cinco y media de la tarde aún no hay ni una solución. |
María HerreraCRONISTA PNUD ArchivosCategorías |