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La igualdad, el motor de un nuevo mundo
Ana Serrano | Día 3
ONU Mujeres abre la tercera jornada con el debate para la aprobación de la resolución definitiva acerca de la erradicación de la violencia sexual y de género a mujeres y niñas. Tras resolver sus diferencias, las delegaciones han trabajado unidas para elaborar un texto con veintitrés medidas consensuadas que buscan la inclusión, igualdad e independencia de las mujeres. Veintitrés propuestas enmarcadas en tres bloques: educación y cultura, jurídico-social y economía. Realizar una campaña comunicacional en conjunto con la FIFA, crear el premio anual “Avance de la Mujer”, organizar una Competencia Internacional denominada “Arte por la Igualdad” junto con la UNESCO o talleres impartidos para padres y madres son algunas de las propuestas.
La resolución también incluye cambios en la legislación internacional e insta a los Estados a que apliquen políticas integradoras enfocadas, en su mayoría, al ámbito económico. El objetivo es acabar con la brecha salarial y aumentar el porcentaje de mujeres en puestos de responsabilidad. De esta manera, también lo hará su capacidad económica. También se mencionan programas de concienciación y centros educativos construidos desde la igualdad y codirigidos por ONU Mujeres y los gobiernos nacionales. El programa “micocréditos” incluido en la resolución nace con la intención de apoyar a aquellos Estados con niveles de desarrollo inferiores y faltos de recursos para implantar las medidas propuestas en el anteproyecto.
Dicho documento fue aprobado por veinticuatro votos a favor, cinco abstenciones y dos en contra tras un intenso debate en el que las delegaciones presentaron enmiendas tanto de omisión como de adición. Entre sus intereses, conseguir una resolución en el que todas las delegaciones tuvieran cabida ya que, aunque los documentos aprobados por el comité no son vinculantes ninguna delegación estaba dispuesta a aprobar cláusulas que no hubieran negociado o fueran totalmente contrarias a sus intereses nacionales. Los delegados han celebrado la aprobación de la resolución final con emoción y alivio tras tres intensas jornadas de negociación.
Sin embargo, este entusiasmo ha sido efímero ya que el comité recibía un comunicado en el que el primer ministro británico Borish Jonhson vetaba el acceso a las mujeres al Ministerio de Defensa. “Ni la mujer más fuerte puede igualar al hombre más débil”, han sido las palabras que el líder conservador ha pronunciado en la Cámara de los Comunes, afirmando que su presencia en dicho ministerio es “una lacra”. La indignación y la sorpresa ha inundado la sala y las delegaciones de la órbita europea y occidentales han condenado tal acto. Este comité seguirá luchando por defender los derechos de las mujeres con el empeño y la eficacia que ellas merecen.
La resolución también incluye cambios en la legislación internacional e insta a los Estados a que apliquen políticas integradoras enfocadas, en su mayoría, al ámbito económico. El objetivo es acabar con la brecha salarial y aumentar el porcentaje de mujeres en puestos de responsabilidad. De esta manera, también lo hará su capacidad económica. También se mencionan programas de concienciación y centros educativos construidos desde la igualdad y codirigidos por ONU Mujeres y los gobiernos nacionales. El programa “micocréditos” incluido en la resolución nace con la intención de apoyar a aquellos Estados con niveles de desarrollo inferiores y faltos de recursos para implantar las medidas propuestas en el anteproyecto.
Dicho documento fue aprobado por veinticuatro votos a favor, cinco abstenciones y dos en contra tras un intenso debate en el que las delegaciones presentaron enmiendas tanto de omisión como de adición. Entre sus intereses, conseguir una resolución en el que todas las delegaciones tuvieran cabida ya que, aunque los documentos aprobados por el comité no son vinculantes ninguna delegación estaba dispuesta a aprobar cláusulas que no hubieran negociado o fueran totalmente contrarias a sus intereses nacionales. Los delegados han celebrado la aprobación de la resolución final con emoción y alivio tras tres intensas jornadas de negociación.
Sin embargo, este entusiasmo ha sido efímero ya que el comité recibía un comunicado en el que el primer ministro británico Borish Jonhson vetaba el acceso a las mujeres al Ministerio de Defensa. “Ni la mujer más fuerte puede igualar al hombre más débil”, han sido las palabras que el líder conservador ha pronunciado en la Cámara de los Comunes, afirmando que su presencia en dicho ministerio es “una lacra”. La indignación y la sorpresa ha inundado la sala y las delegaciones de la órbita europea y occidentales han condenado tal acto. Este comité seguirá luchando por defender los derechos de las mujeres con el empeño y la eficacia que ellas merecen.
Inclusión, igualdad e independencia: tres ejes para erradicar la violencia sexual y de género
Ana Serrano | Día 2
El consenso es el comienzo del camino a la resolución por ello esta segunda jornada requiere de la unión de los dos bloques: occidente y oriente. Tras una ronda en la que las delegaciones se han postulado a cerca de los medios para erradicar la violencia, una idea se ha impuesto en la sala: la educación. Las delegaciones, en este ámbito, deben dejar sus diferencias y deseos nacionales para centrarse en aquellas medidas comunes aplicables en todos los países. Pakistán y Arabia Saudí mostraban las mayores reticencias argumentando que dichas medidas como la creación de centros educativos no pueden ser invasivas: la asistencia no podrá en ningún caso ser obligatoria y el consentimiento de los maridos es esencial.
La inclusión, igualdad e independencia conforman los pilares del anteproyecto de resolución que se extiende al ámbito educativo y cultural, jurídico y social y económico. En el aire queda la implantación en las escuelas de una asignatura feminista y más acuerdo genera la creación de talleres y centros educativos dirigidos por expertos en los que se hable de libertad y derechos sexuales de las mujeres. Se plantea la necesidad de definir el concepto de “consentimiento” que según las delegaciones debe ser “pleno, previo, libre e informado”. Así mismo, se pretende la creación de un programa para la reparación de las víctimas y la celebración de una nueva Conferencia Internacional de la Mujer para la reforma de las leyes existentes.
La organización de un sistema de cuotas propuesto por los países nórdicos junto con Suiza ha suscitado la negativa de las delegaciones de Polonia, Islandia, Japón o Arabia Saudí. La meritocracia debe ser el único criterio para el acceso al mercado laboral. Un mayor consenso existe en la inminente necesidad de erradicar la trata de blancas y la regularización de la prostitución. En este último punto se encuentra el debate, si la prostitución debe ser legalizada o ilegalizada, considerada un trabajo o una explotación de la mujeres y menores de edad. Dos bloques diferenciados dificultan el consenso generando los momentos más acalorados del debate con acusaciones directas entre delegaciones.
Finalmente, el anteproyecto de resolución va cogiendo forma, aunque los delegados deberán negociar ciertas cláusulas que a día de hoy impiden la existencia de un único texto o establecer sus posturas en asuntos claves como la mutilación genital. La voluntad de los países para llegar a un acuerdo y la concienciación de todos ellos con las situaciones de desigualdad, discriminación y violencia que sufren las mujeres hace que esa disposición favorable se traduzca en un proyecto completo sin intereses nacionales cuyo único sujeto es la mujer y su bienestar social, político y económico.
La inclusión, igualdad e independencia conforman los pilares del anteproyecto de resolución que se extiende al ámbito educativo y cultural, jurídico y social y económico. En el aire queda la implantación en las escuelas de una asignatura feminista y más acuerdo genera la creación de talleres y centros educativos dirigidos por expertos en los que se hable de libertad y derechos sexuales de las mujeres. Se plantea la necesidad de definir el concepto de “consentimiento” que según las delegaciones debe ser “pleno, previo, libre e informado”. Así mismo, se pretende la creación de un programa para la reparación de las víctimas y la celebración de una nueva Conferencia Internacional de la Mujer para la reforma de las leyes existentes.
La organización de un sistema de cuotas propuesto por los países nórdicos junto con Suiza ha suscitado la negativa de las delegaciones de Polonia, Islandia, Japón o Arabia Saudí. La meritocracia debe ser el único criterio para el acceso al mercado laboral. Un mayor consenso existe en la inminente necesidad de erradicar la trata de blancas y la regularización de la prostitución. En este último punto se encuentra el debate, si la prostitución debe ser legalizada o ilegalizada, considerada un trabajo o una explotación de la mujeres y menores de edad. Dos bloques diferenciados dificultan el consenso generando los momentos más acalorados del debate con acusaciones directas entre delegaciones.
Finalmente, el anteproyecto de resolución va cogiendo forma, aunque los delegados deberán negociar ciertas cláusulas que a día de hoy impiden la existencia de un único texto o establecer sus posturas en asuntos claves como la mutilación genital. La voluntad de los países para llegar a un acuerdo y la concienciación de todos ellos con las situaciones de desigualdad, discriminación y violencia que sufren las mujeres hace que esa disposición favorable se traduzca en un proyecto completo sin intereses nacionales cuyo único sujeto es la mujer y su bienestar social, político y económico.
La educación: arma de independencia para la mujer
Ana Serrano | Día 1
ONU Mujeres afronta su octava edición dentro de URJCmun con una gran responsabilidad. Tras ediciones pasadas, de nuevo se volverá a poner sobre la mesa uno de los grandes desafíos a afrontar con suma urgencia a nivel global: la violencia sexual y de género en mujeres y niñas y, el papel de estas en los conflictos armados. Las delegaciones tienen el cometido de dejar a un lado sus diferencias y aunar esfuerzos para alcanzar una resolución que ofrezca soluciones reales a problemas reales. El mundo observa expectante y exige acuerdos urgentes.
Actualmente, hay 3811 millones de mujeres en el planeta lo que supone un 49,5% de la población mundial. Se estima que el 35% ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de sus vidas. En 2017, 87.000 mujeres fueron asesinadas globalmente y más de la mitad fueron matadas por sus parejas o miembros familiares. Estas cifras muestran las consecuencias de siglos de historia en los que la mujer ha sido relegada a una figura secundaria, desplazada al ámbito doméstico, sin derechos ni autoridad. Los factores culturales, económicos o políticos han tejido un mundo que movimientos como el MeeToo o el 8M en España pretenden quebrantar.
Por ello, la violencia sexual y de género es un asunto central. Los derechos de las mujeres forman parte de los planes de desarrollo de la Agenda 2030 que, junto con la innovación y tecnología, harán posible la lucha efectiva contra esta desigualdad estructural. La emancipación económica, la inclusión o la libertad confesional son algunos de los puntos clave en los que los distintos países convergen. A su vez, la educación se erige como el principal cauce que erradique la desigualdad, un medio que libere a la mujer independientemente de la confesionalidad del Estado. Centros educativos asistidos por especialistas de Naciones Unidas o charlas educativas son algunas de las propuestas.
La religión y, en concreto, la interpretación del Corán, es otro de los pilares que sostienen el debate. ¿Se deben respetar todas las religiones e interpretaciones, aunque sean contrarias a los derechos de las mujeres y niñas? ¿Es la religión un ámbito privado que no se puede legislar? Los países de la órbita europea y occidentales defienden la total independencia de las creencias religiosas de las normas que rigen los Estados. Por el contrario, las delegaciones de oriente entienden que el error se produce en creer que el problema es la religión y no la interpretación que se hace de la misma. La educación debe encauzar dicha interpretación pues es la oportunidad de hacer de las mujeres personas libres.
Actualmente, hay 3811 millones de mujeres en el planeta lo que supone un 49,5% de la población mundial. Se estima que el 35% ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de sus vidas. En 2017, 87.000 mujeres fueron asesinadas globalmente y más de la mitad fueron matadas por sus parejas o miembros familiares. Estas cifras muestran las consecuencias de siglos de historia en los que la mujer ha sido relegada a una figura secundaria, desplazada al ámbito doméstico, sin derechos ni autoridad. Los factores culturales, económicos o políticos han tejido un mundo que movimientos como el MeeToo o el 8M en España pretenden quebrantar.
Por ello, la violencia sexual y de género es un asunto central. Los derechos de las mujeres forman parte de los planes de desarrollo de la Agenda 2030 que, junto con la innovación y tecnología, harán posible la lucha efectiva contra esta desigualdad estructural. La emancipación económica, la inclusión o la libertad confesional son algunos de los puntos clave en los que los distintos países convergen. A su vez, la educación se erige como el principal cauce que erradique la desigualdad, un medio que libere a la mujer independientemente de la confesionalidad del Estado. Centros educativos asistidos por especialistas de Naciones Unidas o charlas educativas son algunas de las propuestas.
La religión y, en concreto, la interpretación del Corán, es otro de los pilares que sostienen el debate. ¿Se deben respetar todas las religiones e interpretaciones, aunque sean contrarias a los derechos de las mujeres y niñas? ¿Es la religión un ámbito privado que no se puede legislar? Los países de la órbita europea y occidentales defienden la total independencia de las creencias religiosas de las normas que rigen los Estados. Por el contrario, las delegaciones de oriente entienden que el error se produce en creer que el problema es la religión y no la interpretación que se hace de la misma. La educación debe encauzar dicha interpretación pues es la oportunidad de hacer de las mujeres personas libres.