Último día de URJCMun, y es la hora de intentar llegar a una resolución en SOCHUM respecto al segundo tema debatido: las prácticas tradicionales y consuetudinarias que afectan a la salud de la mujer y la niña. Sin embargo, las diferencias irreconciliables entre Estados Unidos y el resto de países, así como la negativa de diversas delegaciones a apoyar un anteproyecto en que este país constara como promotor, impidió a este comité llegar a una conclusión única, consensuada y definitiva.
Ya en la sexta sesión, la del día anterior por la tarde, se habían bosquejado los primeros anteproyectos y los bloques en que se había dividido la sala. Al inicio de la séptima y penúltima sesión esta diferenciación no era tan clara, puesto que las similitudes entre las propuestas presentadas eran tan evidentes que no cabía otra posibilidad que la de buscar la confluencia. Los problemas no tardaron en llegar. En el primer caucus no moderado, los anteproyectos de resolución de Alemania y Estados Unidos, que podríamos calificar de prácticamente iguales, se separaron por lo que otras delegaciones llamaron “afán de protagonismo” por parte de Estados Unidos. En cualquier caso, los delegados representantes de este país se defendieron más adelante, con el apoyo de China y Etiopía, alegando que si eran ellos los que habían realizado la mayor parte del trabajo deberían constar como patrocinadores del anteproyecto. También propusieron retirarse como patrocinadores y/o firmantes si con ello conseguían promover una gran coalición de todos los Estados, como pedía Irán. Por otro lado se encontraba la propuesta liderada por Irán, Siria y Tailandia – esta última había propuesto una serie de cláusulas preambulatorias y enmiendas que estaba dispuesta a exponer a cualquiera de los anteproyectos -, que pedía una oportunidad más allá del tradicional mandato capitalista y occidental en estos asuntos. Por falta de tiempo, la moción para presentar su anteproyecto de resolución (B.3.) no fue votada y, por lo tanto, este no pudo ser expuesto ante el resto del comité. El anteproyecto que más difería de los anteriores era el patrocinado por Guinea Ecuatorial y Sierra Leona (B.2.), ya que pese a no defender desde sus gobiernos la práctica de la ablación, entiende que esta no podrá ser abolida hasta que sea su población la que decida abandonarla. Asimismo, proponían una regulación y monitorización de la mutilación genital femenina, garantizando que se lleve a cabo en unas adecuadas condiciones de higiene y por personal especializado. Junto con el anteproyecto de resolución B.2., se presentó también el denominado B.1., patrocinado por Estados Unidos, Etiopía y Egipto. En él se condena la práctica de la ablación y de otras prácticas que afectan a la salud de la mujer y la niña o contravienen la defensa de sus derechos reproductivos, como el planchado de senos o la inmolación en la pira (Satí). Además, afirma que la mejor forma de alcanzar su progresiva erradicación es por medio de la educación y animan a otros países a contribuir a la financiación de la intervención en las comunidades locales de los Estados que así lo soliciten. Durante esta presentación salieron a colación dos temas muy delicados, que hicieron peligrar el favor del resto de delegaciones hacia este proyecto. El primero, las acusaciones de países como Yemen, Irán o la República Popular Democrática de Corea, que no apoyan la intervención de Estados Unidos dentro de sus territorios y acusaron a este país de ser imperialista y causante de la miseria o pobreza de muchos de los países africanos y de Oriente Medio. El segundo, el silencio sobre el tema del aborto, prohibido y tachado de inmoral por los países árabes, pero que está permitido si es voluntario en numerosos países occidentales. Un ejemplo de las feroces críticas a Estados Unidos, el “gran enemigo” de todas las delegaciones en estas sesiones, fue la perpetrada por Yemen, que aseguraba que si el aborto se omitía en el anteproyecto de resolución era precisamente porque se realiza mayoritariamente en los países occidentales. Ciertamente, la estrategia de estos a la hora de responder fue la de intentar evitar el tema, hablando solo del aborto forzado, que ambas partes condenan, y rehuyendo hacer declaraciones sobre el aborto voluntario para no atraer la controversia al respecto. Inmersos en este tira y afloja Oriente – Occidente, el tiempo corría y el consenso se alejaba cada vez más. La última entrega de claveles y lectura de la Gossip Box cerraban la octava sesión del modelo. Pero no podían faltar los premios informales, en los que los grandes ganadores fueron el delegado de Corea del Norte (premio al ombligo de la sala y al más fiestero) y la delegada de Palestina (Miss SOCHUM y premio a la mejor vestida). Otros galardonados fueron el delegado de Rusia (Míster SOCHUM), el delegado de Arabia Saudí (premio al mejor vestido), la delegación de Corea del Sur (premio a la “delegación fantasma”), el delegado de China (Futuro Secretario General de la ONU) y las delegadas de Alemania y Camerún (premio a las más divas). Las risas, los aplausos y los bailes pusieron el broche final a la cuarta edición de URJCMun. El agradecimiento de esta cronista hacia Presidenta y Vicepresidente, delegados, staff y el resto del equipo de prensa pone el broche final a esta última crónica. Y, de nuevo: el año que viene más, pero difícilmente mejor.
0 Comentarios
Increíble pero cierto. Las delegaciones de SOCHUM han conseguido, en este tercer (y penúltimo) día de URJCMun, aprobar una resolución respecto al primer tema de debate, este es, si la pena de muerte debe regularse según la soberanía nacional o abolirse por considerar que va en contra de los Derechos Humanos.
El día de ayer nos dejaba con un comité muy dividido y tres anteproyectos de resolución con varios puntos en común pero también con diferencias lo suficientemente relevantes como para que la confluencia de los mismos fuera casi imposible. La cuarta sesión comenzó con la presentación del anteproyecto de resolución A.3., patrocinado por Francia y Países Bajos y con el apoyo de “los occidentales”. Durante el turno de preguntas se hizo notar que la única diferencia con el anteproyecto A.1. redactado por Estados Unidos y Reino Unido radicaba en que la primera evitaba el reconocimiento de la soberanía nacional de cara a la aplicación de la pena de muerte excepto en tiempos de guerra. Finalmente, esta idea fue rechazada y se instó a sus defensores a intentar enmendar alguno de los otros dos anteproyectos. Mientras que el anteproyecto A.1. no consiguió pasar la barrera de votos a favor necesarios, el bloque liderado por Etiopía, Líbano y Rusia (con el vital apoyo de China) pudo sacar adelante el primer proyecto (A.2.) de resolución. Así, el siguiente paso fue convocar un caucus no moderado para discutir las posibles enmiendas al ahora único proyecto sobre la mesa. Estados Unidos y Reino Unido aprovecharon la situación para buscar votos a favor entre los “occidentales”, pues su anteproyecto era el más cercano a la postura abolicionista de estas delegaciones. De este modo, al proponer una nueva votación su propuesta alcanzó el estatus de proyecto (A.1.). Se abría nuevamente un espacio para la redacción y presentación de enmiendas a la Mesa. Tras el Coffee Break y a instancias de la República libanesa, se procedió a debatir todas las enmiendas no amistosas, habiéndose incluido ya la única amistosa en el proyecto de resolución A.2. – matizar las condiciones en que serán protegidos los denominados colectivos vulnerables -. Hasta catorce enmiendas fueron presentadas por sus patrocinadores y sometidas a las preguntas del resto de delegaciones; ninguna de ellas pasó la prueba de fuego de la votación a cartel alzado. Este número desorbitado de propuestas se debió a la estrategia de Estados Unidos, Reino Unido e Israel de presentar todas las cláusulas de su proyecto de resolución para intentar incluirlas en el otro proyecto, que contaba con la aprobación de una amplia mayoría de delegaciones. Dado que la moción de Alemania para someter a votación en primer lugar el proyecto de resolución A.1. no pasó, durante la sesión cerrada – en que las delegaciones observadoras abandonan la sala – se procedió a la votación nominal del proyecto de resolución A.2. La primera ronda de votaciones concluyó con las intervenciones de Rusia y Siria, y en la segunda ronda se aprobó este proyecto con mayoría cualificada (como mínimo dos tercios del comité a favor) y siete abstenciones. De este modo, triunfaban las delegaciones de Líbano, Rusia y Etiopía, así como una gran parte de las delegaciones de países africanos o de Oriente Medio, principales valedores de esta resolución que, recordemos, supone: la defensa de la soberanía nacional también en la aplicación de la pena de muerte, si bien incluye la recomendación a los países que la contemplen en su ordenamiento jurídico de que se lleve a cabo solo como última medida y con los métodos más “humanos” posibles. Las sesiones de la mañana fueron especialmente arduas e intensas, pero los delegados acudieron a la sexta sesión, donde se empezarían a tratar las prácticas tradicionales y consuetudinarias que afectan a la salud de la mujer y la niña, con ánimos renovados. Las negociaciones se han desarrollado con mucha más rapidez y soltura. Las primeras intervenciones otorgaban un papel crucial a la educación y al acceso de las mujeres a información sobre las consecuencias que puede tener la ablación sobre su salud. Tampoco faltaron las acusaciones entre unos países y otros, véase la confrontación Israel – Palestina, Estados Unidos – China, o República Popular Democrática de Corea – los “explotadores capitalistas” en general. A grandes rasgos, se aprecia una mayoría amplia que condena prácticas como la mutilación genital femenina o ablación, junto con un colectivo de países a favor que, pese a su reducido número, parece que intentará desarrollar su propio anteproyecto de resolución. Entre estas últimas se encuentran delegaciones como las de Yemen, Sierra Leona, Guinea Ecuatorial o Somalia, que fueron muy agresivas en sus intervenciones en defensa de lo que para ellos es una costumbre. Por otro lado, el resto de países se encuentra otra vez dividido en dos bloques. El sorprendente anuncio, por su prontitud, de un anteproyecto de resolución impulsado por Alemania no ha sido aceptado de buen grado por delegaciones como las de Estados Unidos, Rusia, Egipto y Etiopía. Estas opinan que la propuesta alemana, que el resto de países occidentales o contrarios a la ablación ve con buenos ojos, es en realidad una recopilación y ligera matización de lo ya ratificado en un documento anterior de las Naciones Unidas. Así, estas delegaciones van a intentar lanzar un anteproyecto de resolución alternativo con base en la educación y el apoyo económico y logístico de las naciones con más recursos para aquellos países que lo soliciten y deseen erradicar la práctica de la ablación en sus mujeres. SOCHUM cerraba el día con una nueva lectura de la Gossip Box y la recomendación de la Mesa para que los delegados reflexionen y desarrollen lo máximo posible lo que mañana se intentará convertir en una resolución. A diferencia del tema anterior, el estado de las conversaciones entre países augura un proceso sencillo y con un consenso más amplio. Esta edición del URJCMun ya está tocando a su fin, y las delegaciones están haciendo un último esfuerzo para que los intereses de sus respectivos países se vean íntegramente reflejados en la próxima resolución. Mañana más, pero difícilmente mejor. Comienza el segundo día del URJCMun, y con él las primeras negociaciones con vistas a llegar a una resolución sobre el primer tema de SOCHUM: la pena de muerte como soberanía o derecho. De nuevo, las ausencias de Cuba y Noruega. La lectura de la Gossip Box al final de cada sesión amenizó el día y demostró la actitud participativa de nuestros delegados.
La primera sesión transcurrió sin muchas incidencias, si bien se pudo observar cómo cada delegación iba perfilando cada vez más su postura hasta enmarcarse el tema en dos bloques muy diferenciados: el de “los occidentales” o abolicionistas y el formado mayoritariamente por países asiáticos y africanos que defienden a ultranza la soberanía nacional. Es de destacar el radical cambio en la postura de Rusia, quien en la sesión 0 dio un rotundo “no” a la pena de muerte y hoy decidió abogar por la comprensión y la defensa de esta práctica cuando se trata de temas de seguridad nacional o crímenes de lesa humanidad. El debate volvió a estar enfocado en los casos de terrorismo, inestabilidad social y otros tipos de disturbios, es decir, aquellos de especial gravedad. Los países víctimas del azote del terrorismo en general y del DAESH o Al Qaeda y sus ramas en particular – léase Afganistán, Siria, Somalia, Camerún o Nigeria, entre otros – entendían que ante esta amenaza no cabía otro castigo que la muerte. Delegaciones como Tailandia, Arabia Saudí o China defendían el mismo punto desde una perspectiva cultural, afirmando que la rica diversidad presente en este comité justificaba también que cada país pueda juzgar lo que es o no grave para él. Si bien los dos bloques ya mencionados parecían adoptar posturas irreconciliables, ambos coincidían en un aspecto fundamental: la pena de muerte, en caso de aplicarse, no debe hacerse de forma arbitraria sino solo en aquellos casos recogidos en el ordenamiento jurídico interno. Incluso durante el Coffee Break las delegaciones mantuvieron activas las negociaciones, formando alianzas y empezando a discutir los posibles anteproyectos de resolución. Así, la segunda sesión comenzó con un clima distinto: el de buscar apoyos y defender a ultranza sus objetivos. Cuando a instancias de Dinamarca se aprobó el primer caucus no moderado en lo que llevamos de Mun, se hizo evidente que el diálogo estaba ya muy avanzado entre algunos países. En un principio, China, Rusia y Corea del Norte intentaban sacar adelante una propuesta que defienda la soberanía nacional y se oponga a la del bloque occidental, liderado por Estados Unidos y la delegación que ha demostrado ser su más fiel aliada, Reino Unido. Los países de la Unión Europea y la delegación observadora que la representa no estaban del todo de acuerdo con la propuesta estadounidense, pues no se sentían identificados con el “término medio” que esta pretendía constituir. Ninguna de estas ideas contaba con el apoyo de los países de África y Oriente Medio, si bien estos se inclinaban hacia una enmienda de la propuesta rusa. Estos dos grupos se disputaban el apoyo de Tailandia, pieza crucial en esta sesión. No obstante, Tailandia decidió lanzar su anteproyecto por libre, con el objetivo de utilizar el colonialismo/occidentalización y desligarse de la delegación de Corea del Norte para obtener más votos a favor. Asimismo, en este grupo se introducía una nueva medida: la de permitir que Estados que no cuenten con los recursos económicos o administrativos suficientes para garantizar un juicio justo al acusado pueda delegar en otros países para que lo lleven a cabo. Sin embargo, al llegar al Lobby las cosas habían cambiado radicalmente. Por un lado, Líbano, Egipto y Etiopía, entre otros, lideraban la redacción de un anteproyecto de resolución (A.2), con el apoyo de Rusia y China. Por su parte, la República Popular Democrática de Corea se apartó de cualquier debate al afirmar que esta delegación no va a apoyar ninguna resolución que no haya sido redactada por ellos o que cuente con el apoyo de algún país occidental. La nota más sorprendente fue la falta de apoyo al anteproyecto de resolución (A.1.) redactado por Estados Unidos y Reino Unido. Los “occidentales” abandonaron esta propuesta y decidieron, encabezados por Francia y con el asesoramiento de la observadora Amnistía Internacional, redactar un anteproyecto de resolución (A.3.) alternativo. La diferencia entre ambos es, en esencia, de terminología, por lo que la delegación de Estados Unidos sigue esperando que ambas propuestas desemboquen en un proyecto común, pues sostienen que es prácticamente imposible que gane por mayoría un proyecto abolicionista, luego la única opción práctica es acotar los casos en que es legítima la pena de muerte. Finalmente, consiguió el apoyo como firmantes de las delegaciones de Alemania y Finlandia, que junto con el sí de Israel, México, Japón y Dinamarca daban un total de seis firmantes, lo que permitió que el anteproyecto de resolución A.1. fuese sometido a debate. En resumen, en él se condena el uso de la pena capital de forma arbitraria, como herramienta de persecución ideológica o política y para delitos comunes. Igualmente, anima a los países que tienen esta sanción recogida en su aparato legislativo a erradicarla progresivamente. Por su parte, Líbano, Rusia y Etiopía se presentaron como patrocinadores del anteproyecto de resolución A.2., que también consiguió el aval necesario para ser sometido a debate. Esta propuesta cuenta con el beneplácito de una amplia mayoría en el comité, y propugna que la aplicación de la pena de muerte es competencia del Estado. No obstante, esta sanción solo debe destinarse como última medida y a casos que el país juzgue como de singular gravedad. Por otro lado, incorpora una cláusula según la cual no se podría aplicar la pena de muerte a mujeres embarazadas, menores o discapacitados mentales. Merece mención especial entre los firmantes de este anteproyecto la delegación de China, muy combativa y con duras declaraciones y ataques a los Estados Unidos, entre otros. Indudablemente, esta delegación ha llevado la voz cantante en las últimas intervenciones de la tercera sesión. Para mañana, solo nos queda por conocer el tercer anteproyecto de resolución. No cabe duda de que llegar a una resolución definitiva se presenta como una empresa más que compleja. El debate está servido. El Comité De Asuntos Sociales, Humanitarios y Culturales (SOCHUM) de la cuarta edición de URJCMun daba hoy comienzo a cuatro días de lo que prometen ser intensas y enriquecedoras negociaciones.
La presentación de los presidentes Andrea Martín Alacid y Álvaro Gómez del Valle Ruiz cedía paso a la ponencia de Elena Filella sobre mutilación genital femenina: la acción de Unicef. El tema en cuestión está estrechamente relacionado con las prácticas tradicionales y consuetudinarias que afectan a la salud de la mujer y la niña, punto que será tratado en este comité junto con el debate respecto a la pena de muerte como soberanía nacional o derecho. Así, los delegados tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano las causas y el procedimiento que se sigue en la mutilación genital femenina o ablación, al igual que la estrategia de acción de Unicef para intervenir en los colectivos que la practican. Uno de los aspectos en los que más énfasis se puso fue en la necesidad de desestigmatizar lo que para ellos es un símbolo de pureza, belleza o entrada en la edad adulta por parte de la mujer, esto es, cultura, y no aberración o violación de los derechos humanos. En este sentido, se prioriza la creación de espacios de diálogo y confianza sobre la irrupción en la vida cotidiana del colectivo. La participación activa en el turno de preguntas y el caluroso aplauso que recibió la ponente demuestran el favorable recibimiento que tuvo su disertación entre la audiencia. Con el repaso del reglamento se dio por completada la puesta a punto y nos adentramos en la Sesión 0. La Mesa procedió al Roll-call, donde se observaron las ausencias de las delegaciones de Cuba y Noruega. Por otra parte, estaban presentes como observadoras las delegaciones de Palestina, Unión Europea y Amnistía Internacional. Una vez iniciada la sesión, triunfó la moción de Rusia para hablar en primer lugar sobre la pena de muerte como soberanía nacional o derecho. Pronto se hizo evidente la fuerte tensión entre algunas delegaciones, y ya casi finalizada la sesión fue Reino Unido quien llamó la atención sobre este hecho y la importancia de buscar un acuerdo común en lugar de recordar ofensas pasadas. Esta delegación fue especialmente activa a la hora de proponer una mayor cooperación a nivel internacional. Conforme se avanzaba en la lista de oradores tenía lugar un proceso paralelo: el de la búsqueda infructuosa de la mayoría simple que permitiría convocar un caucus moderado. Solo Siria (y posteriormente la República Popular Democrática de Corea al pedir una extensión del tiempo) se llevó el gato al agua con el debate sobre la pena de muerte en casos de terrorismo. En torno a este tema giró la práctica totalidad de la Sesión 0 en URJCMun, lo que concede una gran relevancia a la delegación siria en lo que llevamos de negociación. En resumen, esta primera toma de contacto parece señalar que el camino hacia una resolución va a ser complejo, pero muy interesante. Destacaron Estados Unidos y la Federación de Rusia, dos protagonistas indiscutibles, que intentaron desde un primer momento asumir un liderazgo muy reñido y ante una audiencia claramente dividida. Pero esta crónica no puede terminar sin hablar de las dos grandes delegaciones a tener en cuenta en las próximas sesiones: Etiopía y la República Popular Democrática de Corea, con sus incendiarias declaraciones y posturas combativas ante el “verdugo capitalista”, en palabras de esta última delegación. Aunque el espectáculo todavía está arrancando, ha dejado – y dejará – mucho que contar. |
Qquilla GarcíaCronista ArchivosCategorías |