Delegados apuran los últimos debates para aprobar las resoluciones. (Pablo Rojo)Comisión Jurídica consigue sacar adelante la propuesta de Egipto, Brasil y Sudáfrica con el mínimo de votos Los delegados llegan a la última sesión del comité con un objetivo claro: sacar adelante una resolución. Si bien muchos llegan tarde –o prefieren no aparecer- nada puede pararlos y cada Estado se vuelca por defender su proyecto. Por un lado, encontramos a Rusia, Indonesia y Venezuela, con una resolución que se basa principalmente en el Artículo 12 de la Declaración de Derechos Humanos (derecho a la privacidad) y el Artículo 2.7 de la Carta de San Francisco (sobre la soberanía de los Estados y el principio de no injerencia en asuntos internos). Los países del bloque contrario se muestran bastante indignados: su resolución llevaba elaborándose prácticamente desde el primer día y ahora las delegaciones que se habían mostrado en desacuerdo presentan una idea muy similar. “¿Se han dado cuenta de que el fondo de la Resolución es exactamente el mismo?” exclama la delegada de Brasil. Seguidamente, Egipto, Brasil y Sudáfrica exponen su proyecto. Mismas ideas, distintas palabras. Como diferencia principal, estos delegados ponen hincapié en la regulación del derecho al olvido y, según Venezuela, no ofrecen una defensa suficiente de la soberanía nacional. A la hora de votar, las bajas por “malestar general” pasarán factura a este último bloque, que ya con los ciberataques perdió el apoyo de Turquía. Con un quórum bastante reducido, la resolución de Egipto, Brasil y Sudáfrica se alza vencedora por 12 votos a favor y 10 en contra. Si bien el segundo tema quedará a la sombra, la alegría por haber conseguido el consenso entre Estados muy diferentes es imposible de apagar.
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Delegada en su turno de palabra. (Pablo Rojo)El trabajo de la Comisión Jurídica se ha visto interrumpido por las circunstancias de crisis internacional: un ciberataque lanzado por la empresa estatal rusa, Traficair, hacia diversos países ha provocado la filtración de datos personales, financieros y sanitarios de miles de ciudadanos, muchos de ellos publicados en Twitter. La compañía mostró tener en el pasado relaciones con los gobiernos de Rusia y Turquía por lo que, en respuesta a la ofensiva, Sudáfrica ha dirigido un ataque cibernético contra este último país. En medio del estado de crisis, el Consejo de Seguridad ha apelado a Comisión Jurídica para esclarecer si este supuesto responde a la legítima defensa o si el cierre de Twitter sería necesario entre otras cuestiones. Ante el caos, la delegación turca ha sido de las primeras en posicionarse, negando tener una relación actual con Traficair y exigiendo una disculpa pública por parte de Sudáfrica. “Si no, aténganse a las consecuencias”. Por su parte, Rusia también ha querido desvincularse de la empresa y ha aprovechado sus intervenciones para lanzar duras acusaciones al equipo de prensa, exigiendo a los periodistas que rompan el secreto profesional. Su coartada, basadas en informes-fantasma, no han convencido en absoluto al resto de delegaciones. Con dos bloques bastante marcados, los momentos antes de establecer el comunicado oficial han servido, principalmente, para lanzar amenazas –como las de Rusia a todas aquellas potencias europeas recibidoras de sus recursos naturales- y duras críticas entre países, destacando especialmente las riñas entre Estados Unidos y Venezuela (“Si ustedes no reconocen a Maduro, quizá nosotros debamos reconocer a Bernie Sanders como su presidente”). Finalmente, la crisis se cierra considerando el ataque sudafricano como legítima defensa y recomendando el cierre de Twitter. Las sesiones de la tarde vuelven al trabajo ordinario y los delegados se vuelcan en las resoluciones del tema. Los proyectos expuestos durante los últimos momentos de la jornada se dividen en dos bloques muy variados: por un lado, encontramos a Turquía, Egipto, Reino Unido y Japón; por otro, Indonesia, Rusia, Corea del Norte y los países árabes. Aunque ambos “difieren en pequeñas cuestiones” como bien indican los chairs, la “cabezota” coalición asiática, en palabras de Sudáfrica, no parece querer ceder en sus pretensiones. Aun si se mantienen firmes, la mayoría de apoyos se vuelca hacia el lado contrario; no será más que un pequeño obstáculo para la aprobación de la resolución turca. Diferentes delegaciones aproximan posturas para redactar los proyectos de resolución. (Pablo Rojo)Los delegados comienzan la jornada con fuerza. En los primeros momentos del debate, se aprueba la agenda turca de cara a una futura resolución. Esta se divide en conceptos generales, protección de colectivos vulnerables y el papel del Estado. Por otro lado, países occidentales como Bélgica se muestran reticentes a apoyar las ideas turcas y plantean durante los caucus no moderados crear un bloque diferente, si bien esta no se presenta como una opción fructífera. Continuando las sesiones de la mañana, las delegaciones se vuelcan de lleno a discutir sobre los colectivos vulnerables en la red. Si bien para Rusia “no existen los colectivos vulnerables”, el apoyo a la protección infantil es unánime en la Comisión. Aún así, a la hora de establecer otros grupos sociales, los Estados se muestran en desacuerdo. Claramente, Arabia Saudí aboga por la protección de las mujeres pues “no tienen la misma capacidad para decidir que los hombres”. Y, si bien Canadá tiene claro que la protección hacia el colectivo LGTB es necesaria, desde Argelia opinan que “los homosexuales no necesitan protección, sino sanidad”. Cabe destacar la llegada del representante estadounidense a esta Sexta Comisión, quien parece acaparar duras réplicas desde países como Rusia: “agradecemos que nos honre con su presencia”. Las sesiones de la tarde se alejan de la agenda anteriormente votada y el debate se estanca en la intervención de los Estados tema redundante según Sudáfrica, quienes consideran necesario “comenzar a hablar sobre medidas de cara a una resolución”. Así, los caucus no moderados han dado lugar a una primera propuesta, apoyada por delegaciones como Turquía, Brasil, Italia o Nigeria. Estos pasos iniciales, calificados desde EE.UU como “solución precaria”, buscan principalmente la creación de un marco jurídico en Internet y se centra en el derecho al olvido, la protección de datos y la privacidad entre otros. En una Comisión que parece sacada, según Bélgica, de una “realidad paralela”, los últimos momentos del día siguen manteniendo los bloques principales del comienzo, si bien todo parece apuntar que la resolución turca será la más apoyada. Delegados debatiendo en la primera sesión. (Pablo Rojo)Comienza la primera sesión de la Comisión Jurídica. Tras unas primeras presentaciones, los delegados se meten en su papel. A pesar de ausencias notables –entre ellas, China y EE.UU- la sesión comienza sin complicaciones y, con 18 votos a favor, se abre el tema propuesto por Sudáfrica: el uso de la información privada de usuarios en la red. Los delegados comienzan exponiendo de forma general la posición de sus Estados. Mientras Indonesia habla del derecho a la privacidad como “un derecho humano que no se debe militar, sino respetar o ampliar”, otros países abogan por una red con un mayor control estatal, bien sea para mantener el equilibrio de la nación (“los ciudadanos deben estar dispuestos a sacrificar ciertos derechos para poder lograr la estabilidad del país”- Argelia) o para proteger a los ciudadanos, tanto de “temas tabúes” que se alejen de los “mandatos religiosos” como de ellos mismos. Aunque se puede apreciar una clara diferenciación entre países intensamente regulacionistas y partidarios de unas redes más libres, el consenso entre las delegaciones se hace por un momento complicado. Finalmente, se abre un caucus moderado sobre la intervención del Estado en medidas de protección de datos. Si bien Japón se lanza con una primera propuesta –la creación de un órgano internacional-, el debate se centra en otras cuestiones. ¿Es el usuario consciente de la información que comparte? Brasil diría que sí. ¿Prima la seguridad sobre la libertad del individuo? Para Argelia, la respuesta es muy clara. ¿Estamos abandonando a los ciudadanos a las empresas occidentales? Según Irán, esto es claramente lo que ocurre. Así, se abre un nuevo caucus moderado sobre las empresas multinacionales y el uso de datos privados. Con propuestas principalmente a favor de limitar su empleo, cabe destacar la tensión sudamericana que se crea entre Venezuela y Brasil, quienes dejan caer el viejo debate entre capitalismo y economía planificada. Con una primera sesión desarrollada en medio del ruido de papeles rompiéndose y mensajes entre delegaciones, que dejan entrever una diplomacia a las espaldas de la expresión oral, la confianza en el consenso de la Comisión se reduce al observar que no se ponen de acuerdo ni en la elección de los caucus moderados. La llegada de una resolución final puede verse entorpecida si los delegados continúan por ese camino. |
AutorLydia Hernández, cronista de Comisión Jurídica. ArchivosCategorías |